El lado oscuro de los proyectos
Sería absurdo negar que hay vicios en los proyectos. Algunos, detectados a tiempo, pueden corregirse. Otros nos pasan factura, o incluso peor, nos hacen querer terminar sin importar cómo.
Los proyectos son la mejor herramienta para la transformación.
No hay cambio sin un plan y una ejecución.
Un equipo alineado es capaz de lograr objetivos inimaginables.
¿Quien puede poner en duda alguna de estas tres afirmaciones?
Sin duda un buen proyecto solo genera beneficios a corto, mediano y largo plazo. No obstante, en los ejercicios de lecciones aprendidas (Lee que son Lecciones Aprendidas) demuestran que los proyectos tienen vicios, algunos de ellos muy difíciles de combatir.
La historia de hoy es un ejercicio de recapitulación para compartir, y porqué no, hacer algo de catarsis. Estos son los que me han generado mayores dolores de cabeza:
El jugador que impone sus intereses, por encima de los del proyecto. Esa persona interesada en armar agendas paralelas. El oportunista que busca destacar su gestión aún llevandose por delante el resultado del proyecto.
La información vaga en los procesos de adquisiciones: La compra que “viene en camino” y parece nunca llegar. La información imprecisa para darle trazabilidad al proceso: fecha del pedido, responsable o medio de entrega. Todo lo que siembra duda sobre como se hizo.
El email, con muchos destinatarios, en el que no se dirige a alguien en particular y con un requerimiento especifico que no indica plazo de entrega. O las respuestas que evaden compromisos de fechas. En general la comunicación imprecisa.
La solicitud de un cambio cuando la tarea ya se ha terminado. Los re-procesos agobian al equipo; no es solo dinero lo que se pierde.
Las mentiras. Peor aún, las que a veces alcanzan niveles de ciencia ficción.
La recapitulación de un proceso para encontrar donde se cometió el error (usualmente porque nadie se hace responsable). El pinponeo entre los involucrados. Reconstruir un proceso implica horas de trabajo, si no se ha documentado es mucho peor.
La mala administración de recursos, especialmente los humanos. Los que más ruido hacen son los financieros.
Tener que acudir a un líder funcional para que un miembro del equipo cumpla su labor en el proyecto.
Los sabelotodos, usualmente técnicos, que asumen que todo el equipo entiende y maneja su lenguaje.
Las actas que no se hacen, no se envían, no se firman y no se revisan
Al releerlos los agrupo en dos categorías: ACTITUD personal frente al proyecto, y COMUNICACIÓN.
No es necesaria una gran fórmula para hacer algunas correcciones; sin embargo, se requiere dar un paso atrás, hacerse responsable y el desear de hacerlo diferente. ¿Fácil? No. ¿Imposible? Tampoco.
¿Resonó alguno? ¿Tienes uno que te duela en particular? Déjalo en los comentarios. En las próximas historias compartiré como abordarlos mejor.
Con cariño,
Juliana